México explosivo
Por Cuauhtémoc Miranda
EL PASADO mes de enero fue tormentoso y singular en la vida de los mexicanos, sin lugar a dudas dos grandes explosiones movieron el ánimo y el resquemor en toda la población, ese primer mes del año y de inicio de gobierno tendrá ya dos cicatrices difíciles de cerrar y sobre todo difíciles de olvidar, donde después de los hechos quedan más preguntas que respuestas.
La primera explosión que cimbró a toda la población fue la del miércoles 23 de enero, cuando la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tomó la decisión de darle su libertad a una secuestradora que a decir por todos sus secuestrados, ella los cuidaba, les daba de comer y hasta los mutilaba ya sea de un dedo o una oreja para entregarla a sus familiares y demostrar que lo tenían privado de su libertad y con ello cobrar fuertes cantidades para poder liberarlo; estamos hablando de la hoy famosa y “rock star” francesa Florence Marie Louise Cassez Crepin, que según los “sesudos” magistrados fueron violados sus derechos humanos y por esa causa aunada a la farsa de los medios de comunicación provocada por el ex procurador Genaro García Luna no tenía por qué estar en prisión.
Este hecho causó una explosión en la ciudadanía al grado de que varios periodistas tanto a favor o en contra manifestaron que la audiencia, “los ciudadanos de a pie», no comprendían la decisión, pero es justa afirmaron; con ello tres de los cinco magistrados votaron a favor y la secuestradora simplemente quedó libre.
La mayoría de “los ciudadanos de a pie” estaban más que molestos por esta resolución, y ante los hechos ahora nos atrevemos a plantear algunas preguntas:
Los magistrados que ganan un millón de pesos al mes, con chofer y seguridad especial pagada con nuestros impuestos, ¿tendrán un pulso de lo que piensa o siente la población? Varios columnistas y especialistas en derecho explicaron y gritaron que la resolución que dieron no era la única ni la mejor, había otras decisiones para que la señora Cassez tuviera otra instancia para defenderse, pero más importante, seguir en la cárcel purgando su condena. Otra pregunta para los magistrados, ¿dónde quedan los famosos Derechos Humanos de los secuestrados que coincidieron todos en que ella los cuidaba? ¿Si en México se aplicara la ley a “raja tabla” no sería un país completamente diferente, entonces qué nos está pasando? Podrían formularse una serie de preguntas y todas encontrarían confusión y enojo, lo que sí es una realidad es que sólo en este país se aplica la ley al puro contentillo.
La segunda explosión fue en las oficinas centrales de PEMEX en el edifico B-2, el pasado jueves 31 de enero, muertos y heridos a causa de un gas (metano CH4) que se acumuló en el sótano del edificio y una chispa provocó la tragedia. Al cierre de esta columna ya se contabilizaban 37 muertos y un centenar de heridos; si bien la explicación del Procurador General de la República (PGR) Jesús Murillo Karam intentó ser convincente nuevamente surgen varias preguntar que lejos de tranquilizar, inquietan nuevamtne a la población: ¿cómo es posible que la empresa más importante de este país no tenga un mantenimiento adecuado que haya detectado tal fuga o almacenamientos de gas? ¿Quién o quiénes dan servicio a ese monstruo llamado PEMEX? ¿Cómo estarán las refinerías y pozos en materia de servicios? ¿No alcanza el dinero para sostener a PEMEX en todas sus áreas? ¿De quién fue el descuido?
Estas dos explosiones fueron tema del mes en este país, pero cuántas otras explosiones necesitaremos para intentar cambiar nuestro sistema de impartición de justicia; será que la empresa de todos los mexicanos está fuera de orden y la explosión puede ser el hilo de una madeja muy grande de corrupción y malos manejos; ya es tiempo que seamos más previsores y menos explosivos, porque sin darnos cuenta algún día haremos estallar a todo el país bajo una cultura de la indiferencia.
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