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LEER O NO LEER

Por Cuauhtémoc Miranda

EN ESTE INICIO DE CLASES en donde tanto se han criticado los libros de texto para los alumnos de primaria, sería importante revisar cuáles son nuestros verdaderos alcances en materia lectora. Se puede criticar de la tendencia filosófica con que fueron planeados, también se ha expresado de errores ortográficos y, sobre todo, de datos y fechas, pero ¿cómo está México en materia de lectura?, vamos para adelante o seguimos igual. Aquí algunas reflexiones.

Según datos del Modelo Sobre Lectura (MOLEC), este 2023 el porcentaje de la población lectora de 18 años y más, fue de 68.5 %, 12.3 puntos porcentuales menos que en 2016. Esto es sencillo, leemos menos en relación con años anteriores. En 2016 la población lectora fue de 80.8 por ciento y ahora quedamos en 68.5, sin duda se puede ver una caída libre en materia de lectura en México y revertir esta tendencia se visualiza muy complicado.

Para comenzar es interesante determinar quién lee más, ellas o ellos, los resultados son casi parejos, los más lectores ahora resultaron los hombres, 70.7% y las mujeres quedaron en 65.7, en encuestas anteriores el resultado era inverso, pero el problema es que en ambos géneros de notó una disminución por el ánimo de leer. En cuanto a edades, los jóvenes llevan la ventaja en el deseo de coger un libro, entre los 10 y 24 años alcanzan un 81.3 y los más alejados son los adultos mayores.

Si se quiere leer se puede hacer usando diversas herramientas, los cuestionados en MOLEC ofrecieron datos a tener en cuenta sobre todo para escritores, maestros y alumnos. El libro sigue siendo el material más usado para la lectura, 40.9 prefieren tener entre sus manos el documento. En lo relacionado con las páginas de internet, foros o blogs se tuvo un 37.7 de interesados es usar esos instrumentos, las revistas y los periódicos cada vez se ven menos favorecidos, dando números de 23.6 y 18.5 por ciento respectivamente. Por fortuna el libro impreso, sigue siendo el líder para la difusión de conocimiento y las ideas, si bien algunas empresas periodísticas han expresado que pronto desaparecerá su publicación impresa, esto no incluye de ninguna manera el dejar de imprimir libros, cada medio tiene su nicho y de tal suerte cada uno sus propias necesidades.

De los pocos mexicanos alfabetas que leen, el tiempo ocupado para este menester es de aproximadamente de 42 minutos, de este el 82.2 % lo dedica exclusivamente a la lectura mientras el resto lo hace compaginando otras actividades.

Sobre todos estos datos, el más trascendente e importante es el siguiente: ¿Cuántoslibros lee el mexicano al año? Esta medida universal donde el conteo sirve a nivel global para determinar el nivel de lectura y en este rubro México disminuyó. Si bien en los últimos años se ha mantenido un promedio, en estos mismos ninguna instancia gubernamental ha podido incrementar considerablemente esta cifra. En 2016 se leían 3.8 libros al año, para este 2023 el número najó a 3.4 textos. La danza de las cifras en ocasiones no nos dice nada, pero en un análisis obligado lo que se lee es muy poco, aquí el detalle. Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) un libro es una publicación no periódica, debe poseer veinticinco hojas mínimo -49 páginas-, pues de veinticuatro hojas o menos sería un folleto. Bajo esta definición el mexicano intenta leer al año alrededor de 167 páginas. ¿Esto es mucho o poco? Aquí el comparativo: En Finlandia se leen 40 libros al año, en Francia y Canadá 11 libros, en Estados Unidos 12, Corea de Sur 11, España 7.5 y en Chile 5.3, por mencionar algunos. En medio de estos datos ya quedó demostrado, los países con poblaciones más lectora su Producto Interno Bruto está muy por encima de la media mundial; sin lugar a duda, una nación de costumbre lectora tendrá mejores oportunidades y un mayor pensamiento crítico.

En México los intentos por incrementar el índice de lectura se han quedado en solo paliativos. La editorial más importante del estado, el Fondo de Cultura Económica, creó estrategias insuficientes para incrementar los números en materia lectora, colecciones van y vienen y no se sube la cifra. Se tendrían que implementar proyector a largo plazo para poder aumentar el número de lectores. Preocuparse de si los libros de texto gratuitos están bien o mal redactados, es solo la punta de la pirámide y el cambio debe de darse desde la raíz. Los Gobiernos van y vienen y todo sigue igual.

El problema de poca lectura es tan solo uno de tantos que se requiere resolver urgentemente, porque existen otros cabos sueltos en materia educativa dependientes directamente de la lectura, tales como son la enseñanza de las matemáticas y la historia, dos asignaturas más reprobadas en México por nuestros estudiantes; se tienen expertos en la materia para desarrollar soluciones, solo debemos de tomarlos en cuenta.

TEXTO PUBLICADO EN LA REVISTA ELECTRÓNICA SIGNUM


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